¿A QUIÉN FINANCIAMOS CON LA GRATITUD DE LA EDUCACIÓN?

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LA PLUMA DEL LAGARTO

Por Mauricio Campillay Días

Coordinador Oficina Municipal de Juventud

Antofagasta

El debate sobre la Educación está instalado. Partimos de la base de convivir en un sistema injusto, con escasa igualdad de oportunidades sociales, que considera a la Educación como un bien de consumo transable en el mercado y que deja todo al despiadado arbitrio de la “mano invisible” del empresariado. Las universidades privadas buscan y reciben cada vez más aportes del Estado para financiar su negocio educacional y las universidades públicas son costeadas en gran porcentaje por los aranceles de los estudiantes, buscando además aumentar su financiamiento a través de fondos privados, que ante el detrimento del gasto público sobrellevarían indeclinablemente a la privatización del sistema de educación pública, quedando los estudiantes a la deriva del tamaño de su billetera o capacidad de endeudarse para poder acceder a estudiar. Hasta aquí todo claro, pero ¿Será la gratuidad indiscriminada de la Educación la solución que espera nuestro país?

Mucho se habla de nuestros países vecinos acerca de los “paraísos” educacionales de Educación pública universal y gratuita que poseen, pero más bien se trata de otro extremo que como jóvenes debemos ser capaces de advertir y evitar. En Argentina, por ejemplo, donde la Educación es costeada por el Estado, menos del veinte por ciento de los matriculados egresa efectivamente, tardando además un poco menos del doble del tiempo en promedio, lo que constituye un gasto enorme para el Estado, que busca “recuperar” lo invertido exigiendo períodos cercanos a los cinco años para que el joven egresado trabaje en el sistema público con un salario relativamente bajo.

En Chile, de los estudiantes del quinto quintil (los que poseen más recursos económicos) alrededor del 80% ingresa a la universidad, contando los alumnos del primer y segundo quintil con un porcentaje del orden del 15%. ¿A quién estaríamos financiando con la gratuidad de la Educación? ¿No será mejor buscar otro tipo de propuesta? Si la idea es darle más oportunidades a los jóvenes de menores recursos económicos y no desperdiciar un caudal gigantesco del presupuesto estatal para financiar los estudios de los más acaudalados la solución está más bien en buscar mecanismos de financiamiento diferenciado del arancel universitario, por ejemplo. Ahora es importante que los jóvenes nos sentemos a reflexionar y buscar soluciones que vayan más allá de la consigna. Ya no importa quién grita más fuerte, sino quién es capaz de proponer ideas que efectivamente generen consensos en pos de la construcción de un país realmente más justo.

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